La asquedad, os decía ayer, procede a veces de factores externos. Como hoy. Un día de asquedad como hay tantos. El motivo: un ser viviente que comparte mí habita. Se trata de una especie de víbora que va tirando su veneno, a diestro y siniestro, y en pocas cantidades. Con tal dosis no provoca la muerte, pero crea una gran sensación de asquedad. Hasta hoy, me creía inmune a ese veneno. Pero no. Al contrario, la escasísima cantidad que me ha lanzado me ha creado un malestar y una asquedad sobrehumanas. Y encima, sin comerlo ni beberlo.
Tras muchos días aguantando a este bicho, ya me he cansado. Confío en que haya actuado bien: he llamado a la protectora de animales para que se la lleven lejos. Al menos, de mi lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario